¿Cuántos proyectos de software conoces que fueron entregados... pero jamás usados?
Pantallas que nadie abre. Reportes que nadie entiende. Sistemas hechos a la medida que se convierten en peso muerto, no en ventaja competitiva.
La mayoría de estos fracasos tienen un origen común: el discovery fue superficial, inexistente o mal orientado.
No es el código. Es lo que pasa antes del código.
En EMAST hemos visto de cerca lo que ocurre cuando se subestima esta fase. Cuando el apuro por "empezar a desarrollar" le gana a la urgencia de pensar. Cuando se construye sobre supuestos, no sobre necesidades reales.
Un discovery no es una formalidad ni un taller de post-its. Es una conversación crítica donde se define:
- Qué problema se está resolviendo
- Quién lo vive
- Cómo funciona hoy el proceso
- Qué se espera lograr (métricas, no deseos)
- Cuáles son los riesgos técnicos, operativos y humanos
El precio de saltarse el discovery
Un mal discovery sale caro.
- Funcionalidades innecesarias que consumen presupuesto y tiempo.
- Alcance que cambia constantemente porque nunca estuvo claro.
- Equipos frustrados por retrabajo y desalineación.
- Usuarios que rechazan la herramienta porque no responde a su realidad.
- Proyectos que se entregan, pero no se adoptan.
No es exageración. Es experiencia. Discovery no es pedir requisitos. Es entender el negocio.
Muchos líderes aún creen que discovery es simplemente "levantar requerimientos". Pero pedir una lista de funciones no es entender un reto.
Un discovery robusto implica:
- Observar cómo trabajan los usuarios, no solo escuchar al gerente
- Identificar fricciones ocultas que nadie menciona
- Mapear los procesos reales, con sus desviaciones, excepciones y cuellos de botella
- Cuestionar si el problema a resolver es el correcto
¿Se puede salvar un proyecto sin discovery?
A veces. Pero suele ser más caro, más lento y menos efectivo. Cuando la base no es sólida, todo lo que construyas arriba es frágil.
Por eso, incluso si ya comenzaste un proyecto, nunca es tarde para pausar, entender y reencauzar. Hacerlo puede salvar no solo la inversión, sino la credibilidad del equipo de TI dentro de la organización.
Pensar primero no retrasa, acelera con dirección. En EMAST creemos que los mejores desarrollos nacen de las mejores preguntas. Porque un discovery serio no detiene la innovación. La dirige.
¿Tienes un reto digital por resolver? Hablemos. Entenderlo bien es el primer paso para solucionarlo bien.